lunes, 16 de mayo de 2022

Rene Amador: “Nuestro vino es amargo, pero es nuestro vino”

Por Javier San Vicente Maeztu

Publicado originalmente en Criterio.hn 



Una nueva Honduras está naciendo, se trata de la Honduras de la Alianza, la del gobierno de Xiomara Castro. De este nuevo estado hondureño se esperan muchas cosas: más democracia, menos corrupción, más participación de las clases populares y un mayor respeto a los derechos humanos. Desde el golpe de estado del 28 de junio de 2009, Honduras vivió un auténtico descenso a los infiernos, del que ahora se espera salir. El nuevo gobierno está trabajando rápido para avanzar en una agenda consensuada que permita poner las bases de una nueva nación. Y uno de los pasos más importantes ha sido garantizar el retorno de quienes tuvieron que huir del país como consecuencia de la represión de la narcodictadura. René Amador es una de esas personas que, muy a su pesar, tuvieron que abandonar Honduras y a todo lo que amaban durante más de una década, debido a las amenazas que pesaban sobre su cabeza. La recientemente aprobada amnistía política, le ha permitido regresar a su país y hoy nos concede esta entrevista para narrar su historia. Lo primero René, que alegría saber que estás de vuelta en Honduras. ¿Cuándo regresaste? ¿Cómo te sientes ahora?

Regresé hace unos días, el 27 de abril, tras más de doce años de exilio. La verdad, me siento muy feliz. Como dice mi gente, “nuestro vino es amargo, pero es nuestro vino”. Honduras me ha recibido con alegría, y me siento abrumado por la cantidad de personas que me abordan, y hasta siento pena por no reconocer a algunas después de tanto tiempo fuera.

Además, me siento fortalecido y apoyado por las nuevas autoridades, que me están dando seguridad en estos primeros días, y estoy deseoso de integrarme al trabajo de reconstrucción de este país que está en las cenizas, en bancarrota. Está claro que es necesaria una ingeniería total que acabe con el clientelismo político, y con esa superestructura gubernamental corrupta e insostenible

¿Quién era el René anterior al exilio?

Toda mi vida la dediqué a formar parte de las luchas sociales de Honduras, era un luchador anónimo más en Honduras. Ahora me he convertido en un personaje conocido y todo es diferente.

Crecí en un hogar politizado. Mi padre, José Manuel Amador Padilla, fue vicepresidente del Sindicato de Trabajadores el Instituto Nacional de Formación Profesional (SITRAINFOP) a finales de los años 70 y principios de los años 80, en los años de plomo en Centroamérica. Existía una fuerte persecución política contra la izquierda y él estaba vinculado al Partido Comunista de Honduras. De hecho, formaba parte de una célula clandestina dirigida por Pedro Brizuela, y como sindicalista se dedicaba a realizar acciones móviles de formación profesional en ebanistería en territorios de El Salvador. Incluso trabajó para la OEA en el Bolsón de Zazalapa, que en aquellos años era un territorio en disputa entre Honduras y El Salvador, y en el que existía una fuerte actividad y base social de la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Su rol fue evitar que las Fuerzas Armadas de ambos países que persiguieran a la población. Posteriormente, el abandonó el Partido Comunista y se integró en el Partido Liberal de Honduras, bajo el movimiento M-Líder, de Carlos Roberto y Jorge Arturo Reina.

Con este bagaje familiar comencé a involucrarme en la lucha social y sindical. Durante once años fui instructor de formación profesional en el INFOP, y fue ahí donde me vinculé con el SITRAINFOP. De este sindicato llegué a ser secretario y parte de su Junta Directiva central. También formé parte del Bloque Popular y de la Confederación Unitaria de Trabajadores de Honduras (CUTH).

En los últimos años, estuve vinculado a la Organización Política “Los Necios”, con gente como Gerardo Torres y Gilberto Ríos. Ahí trabajé durante seis años en temas de formación de conciencia política e ideológica. Durante el gobierno de Manuel Zelaya, nos acercamos al recién creado Poder Ciudadano, e incluso llegué a participar como actor en varios anuncios promoviendo la Cuarta Urna. Creo que la visibilidad que me dio estos comerciales me convirtió en objetivo de la oligarquía, ya que desde siempre consideraron este proyecto como una de las mayores amenazas a su hegemonía.

¿Por qué tuviste que marcharte?

Pues como te digo, ya antes del golpe era una figura visible vinculada al Poder Ciudadano. Tras el 28 de junio realizaba tareas de organización para La Resistencia, y formé parte de los muchos jóvenes hondureños que protestaban en las calles contra la dictadura.

Lo que desencadenó mi salida fue un tema complicado. Se trató de una estrategia del régimen para criminalizar a figuras visibles de la resistencia. Seguro que recuerdas el concierto que se organizó en 2009 contra la dictadura, “Voces contra el Golpe”. Aquello lo dirigía Karla Lara y otra gente, a mi hermano Guillermo y a mí nos encargaron trabajar en la seguridad de ese evento, ya que en las marchas había muchos policías y militares infiltrados. En ese marco recibimos a varias personas que venían del extranjero a darnos su apoyo solidario, precisamente en temas de seguridad.

Uno de estos personajes se acabaría revelando como un infiltrado. Robó el carro de mi compañera de aquel momento y lo dejó frente a una institución del estado con documentación relacionada a La Resistencia, y con una bomba dentro, que no llegó a estallar. Se trató de un montaje para criminalizar a la resistencia contra el golpe, a mí y a otra gente.

¿Qué te ha permitido volver ahora?

Existía un expediente contra mí en del Ministerio Público que me había impedido volver. La aprobación del decreto de Amnistía por el Gobierno de Doña Xiomara Castro ha sido clave para que pudiera volver. Lo peor es que actualmente ese expediente parece haber “desaparecido”, pueden tenerlo escondido por ahí todavía, pero estoy tranquilo con la cobertura que me da el decreto de amnistía.

Cuéntanos sobre tu periplo en el exilio

Bueno, pues es una historia larga de contar y llena de sobresaltos.  Salí de Honduras 3 meses después del golpe, tras el falso atentado. Tras aquello tuve que escapar clandestinamente a El Salvador, donde estuve protegido por el FMLN. Tras 25 días oculto salí rumbo a España.

Nada más llegar a Europa, al aterrizar en el aeropuerto de Ámsterdam, casi fui deportado. La policía fronteriza no quería dejarme entrar y aunque trataba de justificar las razones de mi llegada, no me entendían ya que no hablaban español. Recuerdo que tuve que llamarte a ti, Javi, para que pudieses aclarar la situación. Tras eso pude tomar el siguiente vuelo a Madrid y llegué a España.

Allí fui recibido por compañeros involucrados en organizaciones de solidaridad con Cuba. Inicialmente estuve viviendo en la sede de una asociación de amistad con Cuba en Valencia. Rápidamente me trasladé a vivir a un Centro Social Okupado en la ciudad de Manresa, en Cataluña. Allí entré en contacto con el movimiento anarquista, de autogestión, del que recibí mucho apoyo y al que guardo mucho cariño. Fueron meses de mucho movimiento. Estuve en Berlín, donde mi solicitud de asilo fue rechazada. Posteriormente regresé a Madrid y con el apoyo del diputado guatemalteco de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) Osmundo Ponce, y de la organización española Comisión española de ayuda al refugiado (CEAR), tramité una nueva solicitud de asilo político, y esta vez la solicitud sí fue aceptada. Por aquella época residí en el Hostal Welcome (para refugiados) en Vallecas, Madrid. Posteriormente pasé por otro centro para refugiados en Madrid, donde estuve seis meses viviendo. En aquellos meses pude viajar a varios países europeos con Katia Lara, en el marco de la presentación del documental “Quien dijo miedo”. Estuve en alrededor de dieciséis países.

Mientras vivía en el centro de refugiados viví una situación muy tensa. Un día apareció por el lugar un sujeto que afirmaba ser exmilitar hondureño y vinculado a la Cuarta Urna. Me estuvo rondando, proponiéndome realizar acciones de carácter terrorista en España, sin lugar a duda buscando lograr mi deportación a Honduras. Tras comunicarme con los compañeros de Honduras, logramos determinar que esta persona había estado al servicio del Clan Facussé. Ante esta situación busqué la ayuda del sindicato anarquista español, la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), y gracias a una de sus abogadas lograron sacarme de aquel centro de refugiados en un par de días.

Tras esto pasé 3 meses durmiendo en un despacho de abogados de izquierda en Madrid, con el apoyo de la abogada Amalia Barbero Núñez. Ante lo insostenible de esa situación, decidí volver al Centro Social Okupado de Manresa. En esa época participé en muchas acciones solidarias con Honduras, e incluso estuve con Berta Cáceres, que visitó el Congreso de los Diputados de España para hablar de la represión contra los pueblos indígenas en Honduras. Me sentí muy arropado por el movimiento anarquista catalán, y también por los independentistas catalanes de izquierda, sobre todo los de las Candidatura de Unitat Popular (CUP).

Aunque mi activismo político fue fuerte en esa época, mi sostenimiento económico siempre fue complicado. España pasaba por una terrible crisis económica y decidí regresar a Madrid para buscar trabajo. Por esa época trabajé de forma intermitente en bares e incluso jalando bultos en Mercamadrid, por un salario de 10 euros la hora, que da para muy poco allí.

Fue por aquella época, en el 2011, cuando recibí una llamada de Manuel Zelaya: era la hora de regresar a Honduras y fundar un partido político en el marco de los acuerdos de Cartagena. Regresé ilusionado a Honduras, pero en una semana ya había recibido dos avisos de persecución y hostigamiento en casa de mi hermana. En unos pocos días decidí salir del país, acompañado por Gerardo Torres.

Tras volver a España acabé en un pequeño pueblo de Segovia, llamado Riaza. Esta zona se conoce como la “España vaciada”, allí no hay trabajo y los jóvenes huyen hacia las ciudades. En aquello momento compartía mi casa con mi pareja de aquel entonces, y me dedicaba a tareas del mundo rural y a pequeños trabajos de tapicería. En ese pequeño pueblo pasé siete años de mi vida. De aquella época me queda de recuerdo mis conversaciones políticas con muchos amigos de origen marroquí que vivían en el pueblo, y con los que discutía sobre el Sahara Occidental.

La desesperación por el aislamiento que vivía me llevó a tratar de empezar una nueva vida en Buenos Aires, Argentina, donde está exiliado mi hermano Guillermo. Fui para allí, pero las dificultades económicas en Sudamérica me obligaron a regresar a Riaza. En los siguientes años subsistí gracias a las ayudas de los servicios sociales españoles, que me daban 430 euros al mes, con los que me las arreglé para sobrevivir, ya que siempre fue muy complicado conseguir un trabajo, y más en un lugar como Riaza.

Y bueno, hace dos años por cosas de la vida conocí a una luchadora social estadounidense, de origen mexicano, muy involucrada en el apoyo a las caravanas migrantes de centroamericanos. Una artista y profesora que daba soporte a los niños en las caravanas, y con la que comencé una relación. Para juntarme con ella (vive en Nuevo México) viajé a Ciudad Juárez, y traté de ingresar a USA con mi pasaporte de refugiado, pero se me negó la entrada. Así que me tocó pasar a los Estados Unidos como mojado, en una caminata de más de siete días en territorio del narco. Me tocó vincularme a un pollero al que tuve que pagar, y logré librarme de ser capturado por la migra, que sí se llevó a la mayor parte del grupo con el que crucé. Mi objetivo era poder ver a mis hijos, que viven en Arizona, a quienes llevaba muchos años sin ver. El abrazo con ellos fue uno de los mejores momentos de mi vida. Tras esto pude vivir por un año en Nuevo México, hasta que recibí la llamada de doña Xiomara Castro, que me pidió regresar a Honduras en el marco de la recién concedida Amnistía.

Vaya aventura René, debes estar agotado. ¿Cuál fue el momento más duro?

Fueron dos principalmente: la muerte de mi padre y la muerte de uno de mis hermanos. En ambos momentos sentí un dolor inmenso por no poder acompañar a mi familia ni estar en los funerales.

¿Y el mejor momento?

Claramente fue el reencuentro con mis hijos.

¿Cuándo deseaste más volver más a Honduras?

En 2017, cuando la dictadura arreciaba en lo más duro de la crisis tras el fraude electoral. Sentía una profunda rabia, no se miraba nada bueno en el horizonte y la responsabilidad de la Embajada y Heidi Fulton era clara. Pensé en volver clandestino para integrarme a los movimientos de lucha en el Bajo Aguán, pero me convencieron los compañeros de que era una mala idea, ya que allí se encontraban cercados y en una posición débil. En aquel momento pensaba que la dictadura podría durar 10 años más y sentía una gran angustia y desesperación.

¿Cómo fue tu experiencia en España? ¿Viviste racismo?

Nunca viví racismo de forma explícita, pero sí el racismo velado que puedes sentir en el metro, en zonas de clase media alta en las que te quedan viendo como si fueras un criminal por tener otro color de piel. Me reía bastante de las señoras encopetadas que se alejaban de mi agarrándose la cartera. Siempre tienen esa actitud con los migrantes, creyendo que son todos son ladrones. Yo me reía y les decía que el verdadero ladrón era su presidente, Mariano Rajoy.

¿Conociste a hondureños en España? ¿Qué le dirías a los hondureños que planean migrar a España y Estados Unidos?

Conocí a muchos en Riaza. Trabajaban en empleos duros que no quiere nadie: cuidadores de ancianos, niños, cocineros, trabajo agrícola. Su situación siempre era difícil, con muchas dificultades para tener papeles.

A los que quieren migrar les diría que las condiciones de trabajo en España, sobre todo en Andalucía, son bastante esclavizantes. Que lo que se ofrece en Honduras luego no se cumple. Que si deciden venir que traten de no quedar atrapados en esos trabajos de semi-esclavitud, y que se preparen para una situación muy dura.

¿Conoces historias de otros exiliados?, ¿puedes contarnos algo?

Sí, especialmente recuerdo a Angelina Aguilar, compañera del Bajo Aguán, que se tuvo que ir al exilio tras ser macheteada. También quiero mandarle un saludo al periodista Geovanny Sierra, que trabajaba en UNE TV, que actualmente está en Barcelona y necesita apoyo urgente.

¿Cómo te ha cambiado el exilio?

Crecí para ver y entender todos los movimientos políticos de izquierda, entender las debilidades que como luchadores tenemos. Mi incorporación al movimiento social del 15M fue crucial y me permitió reflexionar sobre algunos errores de la izquierda partidista. Por lo demás, ahora conozco experiencias de autogestión, incluyendo trabajo en agricultura orgánica y soberanía alimentaria.

Para terminar René, ¿Qué le quieres decir al pueblo hondureño?

Que el proceso de reconstrucción en el que está inmersa Honduras requiere de infinita paciencia. La destrucción generada por la dictadura fue total y hay que mantenerse unidos. Hay una hambruna en el territorio y es necesario incorporar a todos los sectores sociales, incluyendo a la juventud, para combatir esta situación.

sábado, 22 de enero de 2022

La "Contra Cachureca" desestabiliza Honduras

Publicado originalmente en Criterio.hn

El pasado 28 de noviembre de 2021, el pueblo hondureño acudió masivamente a las urnas para dar la presidencia de la República a Xiomara Castro, que ganó las elecciones con más de 10 puntos de ventaja sobre su principal contrincante, Nasry Asfura del Partido Nacional. La victoria de Castro fue el fruto de una alianza histórica formalizada antes de las elecciones a través del conocido como “Pacto del Bicentenario”, firmado entre amplios sectores opositores, entre los que se incluyen el izquierdista Partido Libertad y Refundación (al que pertenece Castro), al Partido Salvador de Honduras (dirigido por el ex presidenciable Salvador Nasralla), el Partido Unidad e Innovación Democrática, y sectores del Partido Liberal vinculados al excandidato presidencial Luis Zelaya, entre otros. Uno de los principales acuerdos políticos incluidos en el Pacto Bicentenario fue la promesa de nombrar Presidente del Congreso Nacional al diputado Luis Redondo, del Partido Salvador de Honduras

La alianza formada buscó vencer a través de las urnas a un Partido Nacional que había caído en el descrédito total tras las elecciones de 2017. En ellas, Juan Orlando Hernandez se reeligió de forma inconstitucional y mediante un fraude electoral masivo. El expresidente, su hermano, y otros políticos de su círculo cercano han sido señalados, encausados y encarcelados por su participación directa en el tráfico de cocaína; y han sido acusados de ser responsables de numerosas violaciones a los derechos humanos. La fortaleza del pacto del bicentenario hizo que la maquinaria corrupta nacionalista no pudiera evitar perder la presidencia de la República. Sin embargo, a través de una estrategia bien calculada, el Partido Nacional logró, como en anteriores comicios, abultar notablemente sus resultados en el Congreso Nacional, donde obtuvo 43 diputados de 128 (frente a 50 del partido de la Presidenta electa).

Hasta la primera quincena de enero todo parecía ir por buen camino, aunque causaba cierta inquietud observar como el gobernante Partido Nacional parecía estar dispuesto a hacer una entrega pacífica del poder. Sin embargo, a una semana de la toma de posesión de la nueva presidenta, se ha producido una crisis de altas dimensiones al interior de LIBRE. El 20 de enero de 2022, la Presidenta Xiomara Castro convocó a una reunión a las y los Diputados electos de su partido, para acordar el proceso de nombramiento de Luis Redondo como Presidente del Congreso. Sin embargo, a esta cita faltaron 20 de los 50 diputados obtenidos por la formación. Ese mismo día, los diputados disidentes, capitaneados por Jorge Cálix y Beatriz Valle, se reunieron con diputados del Partido Nacional para tratar de lograr que, con la ayuda de los cachurecos, se elija Presidente del Congreso al propio Jorge Cálix. Esta situación generó una fuerte repulsa por parte de la presidenta Castro, de los principales lideres del Pacto del Bicentenario y de las bases sociales de sus movimientos. La crisis está servida.

Una vez más, se hace evidente que Juan Orlando Hernández y sus secuaces no tiene intención de respetar la voluntad democrática del pueblo hondureño, y que para ello está dispuestos a recurrir a las técnicas habituales, como la compra de diputados (como dijo Samuel Zemurray, en Honduras una mula vale más que un diputado). Antecedentes de este tipo de actuaciones sobran. Las más sonada fue la compra de un cuarto de los diputados de la bancada de LIBRE y de un tercio de la bancada del PAC durante el nombramiento de las nuevas autoridades de la Corte Suprema de Justicia en 2015. La entrega de dádivas y fondos autorizados por la Presidencia de la República a diputados del Congreso Nacional a cambio de favores, prebendas y contratos ha sido una constante durante los últimos años, lo cual ha supuesto un grave deterioro de la vida parlamentaria. La última bicoca ofrecida por los cachurecos fue la aprobación la semana pasada de salarios y beneficios a todos los diputados suplentes, gesto que podría tener algo que ver con la crisis actual.

En este contexto, se puede calificar al grupo de diputados disidente de LIBRE como una auténtica fuerza contrarrevolucionaria, dirigida a torpedear la transición del país hacia un régimen democrático, después de 12 años de un narco régimen autoritario, corrupto y represor. La “contra cachureca” acaba de ver la luz. Si se suman los 20 diputados disidentes a la bancada del Partido Nacional, suman en total 63 diputados, por lo que tan solo con pactar con un puñado de diputados liberales o de otros partidos pequeños, el Partido Nacional controlaría el poder legislativo, disminuyendo drásticamente las posibilidades de actuar al nuevo gobierno.

Para comprender mejor este conflicto, es importante analizar quienes son los principales actores involucrados y que es lo que está en juego.

¿Quién es Luis Redondo?

Luis Redonde es un diputado originario del Departamento de Cortés, que en los últimos años se ha destacado por realizar una labor constante de lucha contra la corrupción y arbitrariedad dentro del Congreso Nacional. Entre sus acciones más visibles se cuentan la elaboración de un informe detallando uno de los episodios más lamentables ocurrido en el poder legislativo en la última década: la llamada “diarrea legislativa”, ocurrida en 2014. En dicho informe, en cuya elaboración también participo su ahora rival Jorge Calix, se dio a conocer que el Congreso Nacional aprobó 67 decretos y 100 proyectos energéticos en una sola sesión y con los votos favorables de nacionalistas y liberales. En muchos casos las concesiones aprobadas favorecieron a los propios diputados.

Así, el papel que podría tener Luis Redondo como Presidente del Congreso Naciones podría sin duda suponer un cambio en el corrupto y arbitrario funcionamiento del poder legislativo, que con importantes restricciones para el acceso a fondos públicos por parte de los diputados. Esta posibilidad puede haber sido visto como una amenaza para algunos diputados, que esperaban beneficiarse de la piñata de fondos públicos que actualmente ocurre en el Congreso Nacional y podría explicar el éxito de la jugada de Jorge Calix, que ha sumado a algo menos de la mitad de los diputados de su partido a su causa.

¿Quién es Jorge Calix y quien lo acompaña?

Jorge Calix es un diputado de Francisco Morazán, hasta ahora vinculado al Partido Libertad y Refundación. Ha sido muy activo durante su desempeño parlamentario, participando en múltiples iniciativas contra el gobierno nacionalista, y utilizando con eficacia las redes sociales para posicionar sus mensajes. De clase acomodada, es histórico el rechazo que sienten por él buena parte de las bases de su partido. En las elecciones primarias del partido ha sido acusado repetidamente de fraude a sus propios compañeros.

A Cálix le acompaña la mujer que lo llevó al Congreso Nacional, Beatriz Valle, otra representante de la élite económica vinculada a Libre. También se le han unido diversas figuras menores del partido, entre las que destaca Yahve Sabillón, Diputado que en el pasado había dado apoyado iniciativas de la lucha contra la corrupción, pero que, al unirse a la “contra cachureca” de Calix, acaba de dejar en claro que forma parte del problema que decía combatir.

¿Por qué es tan importante la presidencia del Congreso Nacional?

La gran pregunta es por qué este grupo de diputados ha generado una crisis de esta magnitud, cuando las expectativas sociales y de su partido eran tan positivas. La respuesta se encuentra en el deficiente funcionamiento del poder legislativo, en el que su presidente goza de una autoridad faraónica y un alto nivel de discrecionalidad para permitir o bloquear la aprobación de leyes y contratos públicos. En este contexto, el presidente del Congreso puede actuar como un auténtico poder fáctico, por lo cual múltiples actores políticos y económicos buscan relacionarse con él. Las oportunidades de enriquecimiento y de crecimiento político son enormes. Además, el paso por la presidencia del legislativo es visto en el sistema político hondureño como un paso previo hacia la candidatura presidencial.

¿Qué va a ocurrir en los próximos meses?

Si la “contra cachureca” liderada por Calix logra consolidar sus pactos con el Partido Nacional y el Partido Liberal, la presidencia de Xiomara tendrá las manos atadas para realizar la renovación de instituciones clave como la Corte Suprema de Justicia, y no podrá llevar adelante las necesarias reformas dirigidas a desmontar la estructura de poder corrupta creada por el nacionalismo, ni revertir los procesos de concesionamiento del territorio hondureño a través de las ZEDES. El desgaste para el gobierno sería tremendo y supondría una oportunidad de oro para que las fuerzas oscuras que han gobernado Honduras desde el golpe de estado de 2009, se reorganicen para retomar el poder en 2026.

martes, 23 de noviembre de 2021

Honduras: ¿hacia el fin de la narcodictadura?

 Publicado en Criterio.hn 

El próximo domingo 28 de noviembre, Honduras se juega su futuro. Ese día, se celebran unas elecciones generales que pueden llevar a la apertura de una nueva fase histórica en la nación centroamericana o hundirla todavía más en el denso lodazal al que cayó tras el golpe de Estado de 2009. Doce años después de aquella vergonzosa asonada político militar, el país vive sumido en la pobreza, la corrupción y la violencia, y es gobernado por un grupo de narcotraficantes sanguinarios y políticamente ineptos.

El actual presidente, Juan Orlando Hernández, ha logrado aferrarse durante ocho años al poder, a pesar de que la reelección está expresamente prohibida en la constitución de Honduras, al fracaso político y social de sus gobiernos, así como a los señalamientos contra él y su entorno por estar involucrado en el narcotráfico. Ha sido por boca de los fiscales del Departamento de Justicia de Estados Unidos y de algunas de las principales figuras del narcotráfico en Honduras y la región, que se han hecho públicos en varios procesos judiciales en el vecino país del norte que el Partido Nacional, el Presidente Hernández, su hermano, varios ministros, decenas de diputados y jefes militares y policiales han participado de forma activa en el tráfico internacional de cocaína. También ha quedado evidenciado en esos juicios que el fuerte aumento de la violencia que se produjo con la llegada al poder de los nacionalistas en 2010, se debió a las luchas encarnizadas entre grupos de narcotraficantes, cuyo objetivo fue la consolidación del grupo criminal vinculado al gobierno. Por el camino fueron asesinados miles de hondureños, incluyendo figuras clave de la lucha contra el narcotráfico como Alfredo Landaverde, se produjo una de las mayores masacres carcelarias de la historia (359 muertos), el país llegó a tener la mayor tasa de homicidios del mundo y se produjeron varios estallidos sociales, incluyendo el desatado tras el ilegal y fraudulento proceso electoral de 2017, que provocó decenas de muertos en las calles. En aquella ocasión, se pudieron documentar contundentes pruebas de la realización de fraude electoral, certificadas entre otros actores por la Misión de Observaciones Electoral de la Organización de Estados Americanos, que llegó a solicitar que se repitiesen las elecciones.

Por lo demás, el fracaso del gobierno es notable. Honduras se sitúa en 2021 como el país más pobre de América Latina y el Caribe, con un 74% de la población bajo la línea de la pobreza. Las condiciones de vida en Honduras se han degradado de tal manera que la única opción para miles de personas es la huida en búsqueda de mejores condiciones de vida. El torrente migratorio ha sufrido tal aumento, que ha atraído en varias ocasiones el foco mediático internacional, primero con la crisis de los niños migrantes no acompañados de 2016, y después con las caravanas de migrantes a partir de 2018. Además, el país se ha visto azotado en el último año por los huracanes Eta e Iota, y por la pandemia del COVID 19. Frente a estas emergencias el gobierno ha seguido mostrándose como una maquinaria corrupta e insensible. Entre los desfalcos más recientes figuran la compra de varios hospitales móviles por más de 47 millones de dólares para atender a las víctimas del COVID 19, que han sido entregados con escandaloso retraso y que se han mostrado totalmente ineficientes, además de haber sido adquiridos a precios muy superiores a los de mercado. Este escándalo podría considerase el colofón de una larga trama de corrupción que han protagonizado los políticos nacionalistas dentro del sistema de salud desde su llegada al poder, y del que han drenado cientos de millones de dólares, habiendo incluso llegado a adquirir pastillas rellenas de harina haciéndolas pasar por medicamentos.

En estas próximas elecciones, existen fundados temores de que se vuelvan a producir graves irregularidades que puedan desembocar en una crisis política como la de 2017. El ambiente es de máxima polarización política y social. Las tumultuosas elecciones generales de 2017, supusieron la consolidación de la maquinaria clientelar del Presidente Hernández y el Partido Nacional. Esta maquinaria ha sido sin lugar a dudas engrasada y fortalecida durante los últimos cuatro años para tratar de revertir el aumento del caudal electoral de la oposición.

Sin embargo, no todo es favorable al partido del gobierno: la correlación de fuerzas es diferente de la de hace cuatro años. Por un lado, el Partido Nacional ya no cuenta con un líder con la fuerza aglutinadora y corruptora del actual presidente Hernández. Su candidato, Nasry Asfura, actual capital de Tegucigalpa, muestra un liderazgo débil y subordinado a Juan Orlando. Por otro lado, la oposición se presenta más unida y fortalecida que nunca. La principal candidata es Xiomara Castro, del izquierdista Partido Libertad y Refundación (esposa del ex presidente Manuel Zelaya, derrocado en el golpe de 20009). Xiomara se presenta en coalición con diversas fuerzas y figuras políticas, incluyendo al ex candidato presidencial Salvador Nasralla (virtual ganador de las elecciones de 2017), el pequeño partido socialdemócrata PINU-SD y la plataforma independiente liderada por el periodista Milton Benítez, que dirige un medio de comunicación en Internet convertido en fenómeno de masas en Honduras.

Además de lo anterior existe otro factor clave, que puede inclinar la balanza de una forma contundente en favor de Xiomara Castro: la actitud de los votantes del Partido Liberal. Y es que el tercer partido del país se encuentra fuertemente dividido, debido a que buena parte de los votantes urbanos y de clase media rechazan al candidato presidencial de su partido, el banquero Yani Rosenthal. Este sujeto acaba de ser liberado tras cumplir una condena de prisión por blanqueo de capitales para el narcotráfico en Estados Unidos. La repulsa de buena parte de las bases electorales hacia este candidato puede llevar a que acaben apoyando la candidatura de Xiomara, a pesar de no compartir buena parte de sus valores políticos. El hecho de que figuras de primer nivel del Partido Liberal, como el ex presidenciable Luis Zelaya o el alcalde Choluteca Quintín Soriano, estén mostrando su apoyo a la candidatura de Xiomara Castro para tratar de sacar a los nacionalistas del poder, puede inclinar la balanza electoral tan a favor de la candidata de LIBRE, que el gobierno no logre revertir los resultados de las urnas con su maquinaria corrupta.

Por supuesto, el gobierno da muestras de estar poniendo a punto esta maquinaria clientelar corrupta. En las últimas semanas se han aprobado fondos millonarios para diferentes programas sociales, que, como es habitual, serán utilizados para movilizar a la red de activistas del partido y acarrear y comprar el voto de cientos de miles de personas desesperadas. Pero desde el punto de vista técnico el gobierno no las tiene todas consigo. En los últimos cuatro años, y debido a la presión interna e internacional, se han producido varios cambios en el sistema de gestión electoral que sin duda servirán para restringir las posibilidades del fraude. Entre ellas está la elaboración de un nuevo censo electoral en 2021, del que se han eliminado 500,000 personas que habiendo fallecido todavía figuraban en el censo anterior (en 2017 se habló mucho de los muertos que salían de la tumba para ir a votar). También se ha limitado la entrega de credenciales electorales a los partidos más pequeños, conocidos como partidos de maletín, que generaron un obsceno tráfico de las mismas en las elecciones de 2017, cuando fueron utilizadas para manipular los resultados electorales en las mesas de votación mediante anulaciones masivas de votos de la oposición, alteración de actas y otras triquiñuelas. Por último, en esta ocasión el Partido Libertad y Refundación sí ha sido incluido en los organismos clave de la gestión de los comicios: el Consejo Nacional Electoral, el Registro Nacional de las Personas y el Tribunal de Justicia Electoral, con lo cual la posibilidad de que se produzcan irregularidades en el nivel central del proceso también se ven reducidas. Además, diversas encuestas dan una ventaja holgada a Xiomara Castro frente a Nasry Asfura, aunque existen temores de que pueda ocurrir algo que finalmente impida su llegada al poder. Como dato preocupante, a menos de dos semanas de la celebración de los comicios se ha producido un repunte de la violencia política, habiéndose contabilizado el asesinato de 6 personas vinculadas a la política en menos de 24 horas.

Esta situación política de excepcional degradación genera un escenario de gran riesgo e incertidumbre para Honduras. Romper con un sistema político altamente corrupto es una urgencia, ya que, si llegase a consolidarse la situación actual, Honduras podría verse abocada a un proceso de degradación todavía mayor y del que difícilmente lograría recuperarse en el medio o largo plazo. El ejemplo del que Honduras debe tomar nota es el de Haití, donde tras 20 años de golpes de estado, procesos electorales fraudulentos y desastres naturales, el Estado se ha convertido en una cáscara vacía que sólo sirve para canalizar fondos en manos de los que lo gestionan, y en el que el poder real es ejercido públicamente por milicias armadas de carácter mafioso que imponen su ley en las calles. Esta puede ser la última oportunidad para Honduras, en unos días sabremos hacia dónde va su destino.

 

martes, 14 de enero de 2020

La MACCIH y Luis Almagro, ¿una relación tóxica?

El futuro de la MACCIH está en el aire. En los próximos días el gobierno de Juan Orlando Hernández decidirá si mantiene la misión en su actual convenio, si firma un nuevo convenio, o si la misión simplemente desaparece. Sin duda son muchas las presiones sobre el mandatario para actuar en cualquiera de estos caminos.
Desde el Partido Nacional y sus satélites (incluyendo el llamado “lado oscuro” del Partido Liberal”) la presión para cerrar o desnaturalizar la MACCIH es enorme. Por otra parte, el hecho de que la esposa de Hernández, Ana García, y su cuñado Jean Marie de Peyrecave hayan sido involucrados por MACCIH en el caso Pandora es un claro indicativo de que los intereses de Casa Presidencial entran en colisión con el trabajo de la misión. De parte de la comunidad internacional, las declaraciones públicas de los dos principales socios de Honduras, Estados Unidos y la Unión Europea, indican un claro apoyo a la renovación del mandato íntegro de la MACCIH. Sin embargo, es altamente probable que la firmeza de estos posicionamientos públicos se suavice en las negociaciones a puerta cerrada, en las que la MACCIH solo es un factor menor dentro de las negociaciones bilaterales con ambos socios. Desde la sociedad civil hondureña, se han redoblado los esfuerzos para lograr que la MACCIH sea renovada a través de un canje de notas entre el presidente Hernández y el Secretario General de la Organización de Estados Americanos Luis Almagro.
Entre los principales éxitos de la MACCIH se encuentra la creación de la Unidad Fiscal Especial Contra la Impunidad de la Corrupción (UFECIC), y de los Juzgados Anticorrupción, así como la presentación de 11 casos de corrupción de alto impacto, que marcan un antes y un después en la lucha contra la corrupción en Honduras. Precisamente por sus éxitos, la MACCIH enfrenta importantes amenazas. La más obvia proviene de las personas y grupos afectados por las investigaciones realizadas por MACCIH/UFECIC: decenas de miembros del Congreso, ministros y exministros, familiares de políticos y demás autoridades.

Sin embargo, a lo largo de los años se ha podido observar cómo otros actores han conspirado para lograr descarrilar el trabajo de la misión y ponerle fin. Entre estos actores, se ha señalado en múltiples ocasiones el oscuro papel del Secretario General de la Organización de Estados Americanos Luis Almagro.

¿Quién es Luis Almagro?
Luis Almagro es un abogado, diplomático y político uruguayo, que desde 2015 ocupa el cargo de Secretario General de la OEA. Entre 2010 y 2015 fue Canciller de la República de Uruguay en el gobierno de Pepe Mujica, de cuyo partido Frente Amplio formaba parte en ese tiempo. En la actualidad, Luis Almagro es una figura de gran relevancia a nivel latinoamericano, y su desempeño como Secretario General de la OEA es altamente cuestionado y genera una fuerte polarización. Desde su salida de la cancillería uruguaya, las acciones y posicionamientos de Almagro han tomado una deriva cuando menos sorprendente, que ha llevado a su mentor político, Pepe Mujica, a repudiar públicamente su trayectoria, e incluso mostrar su arrepentimiento por haber promovido la candidatura de Almagro a la Secretaría General de la OEA.
Y es que en estos años Luis Almagro no ha dejado de tomar partido en los conflictos sociales y políticos que se han producido en la región. En el caso de Venezuela, su rol ha sido el del agitador político que trata por todos los medios de generar una crisis lo más profunda posible al gobierno chavista para precipitar su caída. Tal ha sido la magnitud de su encono con el chavismo, que en más de una ocasión ha chocado públicamente con figuras internacionales que trataban de mediar en el conflicto político en aquel país, como el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, al que llegó a llamar imbécil. También ha mostrado una gran agresividad contra otros gobiernos del “eje progresista”, como el de Evo Morales en Bolivia o el gobierno cubano. Al mismo tiempo, el Secretario General se ha mostrado muy cercano con varios gobiernos del “eje conservador” latinoamericano cuando eran ampliamente cuestionados por su irrespeto a los derechos humanos, como el de Juan Orlando Hernández en Honduras, Iván Duque en Colombia o Sebastián Piñera en Chile.
En este contexto, el rol de Luis Almagro en Honduras en general y hacia la MACCIH en particular ha estado rodeado de polémicas. La más sonada fue la que protagonizó el primer vocero de la MACCIH, el peruano Juan Jiménez Mayor, que hizo pública una carta de renuncia a su puesto el 19 de febrero de 2018 en la que revelaba, entre otras cosas, la total falta de apoyo de Almagro a la MACCIH. En dicha misiva, Jiménez Mayor afirmaba que tanto el señor Almagro como su asesor Luis Porto realizaron diferentes acciones dirigidas a debilitar su liderazgo como vocero de la misión. Asimismo, el diplomático y político peruano afirmaba no haber sido recibido por Almagro en la sede de la OEA, en un viaje realizado con esa finalidad exclusiva. También, denunciaba el deficiente esquema de seguridad otorgado a la misión en Honduras, que no pudo ser mejorado debido a la pasividad del Secretario General de la OEA. Por último, se hace referencia a contratación de personal en la sede de Washington para la misión con funciones desconocidas, y que alcanzan el 25% de los puestos de MACCIH. Entre estas contrataciones destacó por su falta de idoneidad la del político mexicano Jacobo Domínguez, un personaje oscuro vinculado al exgobernador de Veracruz Javier Duarte, antiguo peso pesado del PRI condenado en su país por vínculos con el crimen organizado. Las funciones de Domínguez nunca estuvieron claras, y su presencia en la misión siempre estuvo bajo sospecha. Empleados de MACCIH comunicaron de manera anónima que consideraban a Domínguez una quinta columna dentro de la MACCIH, que defendía los intereses de la clase corrupta.
Pero la salida de Jiménez Mayor tuvo causas adicionales: existieron fuertes presiones y amenazas contra el vocero, originadas en los sectores corruptos del sistema político hondureño que se sentían amenazados por las investigaciones en marcha y por la crudeza con la que el vocero se expresaba sobre el corrupto sistema político hondureño. Es importante recordar que, en febrero de 2018, solo unas semanas antes de que Jiménez Mayor presentara su renuncia, UFECIC secuestró documentación de dos fundaciones vinculadas a la esposa de Juan Orlando Hernández, Ana García, que habrían drenado fondos públicos millonarios: FUNDEIH y FUNDEMH. Tras la salida del vocero de Honduras y pasado casi dos años desde esta acción de UFECIC, no se ha vuelto a tener noticias de esta investigación, que podría haber tenido resultados explosivos para el actual mandatario Juan Orlando Hernández y que podría haber sido el detonante de las acciones que precipitaron la salida del jurista peruano.
Tras la salida de Jiménez Mayor se abrió un proceso de negociación entre el gobierno de Honduras y la OEA que desembocó en el nombramiento como nuevo vocero de Luiz Antonio Guimarães Marrey. Marrey es un fiscal y ex político brasileño, vinculado a sectores conservadores de su país y con un estilo más reservado y menos mediático que el de Jiménez Mayor. Se trataba de un vocero al que no le gustaban las ruedas de prensa, y que tras un año en el cargo y varias meteduras de pata decidió no renovar su contrato y regresar a su país, dejando de nuevo a la MACCIH debilitada. Justo lo que convenía a la clase corrupta hondureña.
El próximo 19 de enero se vence el convenio por el que fue creada la MACCIH. Desde la Coalición por la Renovación de MACCIH, se ha solicitado que el mandato actual se renueve íntegramente, mediante un canje de notas entre el Presidente Hernández y la OEA. Sin embargo, no parece que las intenciones de las partes sea renovar el actual convenio. Tanto desde el gobierno hondureño como desde la Secretaría General de la OEA se han ido poniendo obstáculos a la renovación, que han culminado con la instalación de una “mesa de diálogo” entre las partes, anunciada en pleno feriado navideño. Por las declaraciones realizadas por las partes involucradas, parece que la creación de esta mesa de dialogo va dirigida a elaborar un nuevo convenio de la MACCIH, desoyendo así la firme recomendación de renovar el convenio íntegramente, realizada apenas un mes antes por la “mesa de evaluación” de la MACCIH, compuesta por el propio gobierno hondureño y OEA. En el mismo sentido se habían manifestado en las últimas semanas la sociedad civil hondureña, la Unión Europea, el gobierno de Estados Unidos y varios dirigentes políticos opositores. Si se confirma la firma de un nuevo convenio, la amenaza para el trabajo de MACCIH sería doble. Por un lado, existe el riesgo de que el nuevo texto sirva para debilitar el trabajo investigativo y de acompañamiento a UFECIC que realiza la MACCIH actualmente, con lo cual la misión podría convertirse en un ente meramente asesor (decorativo). Por otro lado, el hecho de que la ratificación final del nuevo convenio corresponda al Congreso (esto no ocurriría si la renovación se hiciese por canje de notas), supone un alto riesgo de que el órgano legislativo no lo ratifique y la MACCIH simplemente desaparezca. Hay que recordar que se cuentan por decenas los diputados acusados o investigados por MACCIH/UFECIC, con lo cual dentro del Congreso hay un sector mayoritario de diputados interesados en el fin de las investigaciones.
El que la OEA apueste ahora por un nuevo convenio contradice no sólo los resultados de la evaluación conjunta comentada anteriormente. En el mes de diciembre, una delegación de la sociedad civil hondureña visitó la sede de la OEA en Washington y se entrevistaron con Almagro, quien les aseguró que, tras las conclusiones de la mesa de evaluación conjunta, el convenio de la MACCIH era “inmodificable”. ¿Qué ha hecho cambiar de opinión a Almagro en tan solo unas semanas? Según diversos analistas, el factor que podría haber llevado a este cambio en la posición de Almagro son sus ambiciones reeleccionistas. En 2020, se celebrará una asamblea de la OEA en la que se elegirá a un nuevo Secretario General. El voto favorable de Honduras es sin duda un factor importante para garantizar la reelección de Almagro, con lo que al uruguayo no le conviene incomodar a Juan Orlando Hernández tratando de mantener el actual convenio de la MACCIH.
De esta forma, el futuro de la MACCIH parece depender de dos actores que no se han destacado por su lealtad a la misión. Por un lado, Juan Orlando Hernández sin duda percibe el trabajo de MACCIH/UFECIC como una amenaza para sus intereses. Por el otro, Honduras es un gobierno aliado de Almagro de cara a su reelección en la OEA, con lo cual no está interesado en ponerle obstáculos. No hay muchas opciones para la lucha contra la corrupción en Honduras.